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Nagoro, una aldea remota en Japón, ha visto disminuir drásticamente su población. Al respecto, Ayano Tsukimi, una residente que volvió al pueblo, comenzó a crear muñecos de tamaño real para llenar el vacío que los habitantes habían dejado. Estos fueron confeccionados en 2003, y en la actualidad, pueblan la aldea y representan a todos los ciudadanos que alguna vez vivieron allí.
¿Dónde está ubicado este pueblo?
Nagoro se encuentra en una zona aislada entre montañas, a 10 kilómetros del monte Tsurugi, que se eleva majestuosamente hasta los 1.954 metros de altura. Su difícil acceso y la tranquilidad del paisaje montañoso lo hacen un lugar casi místico. Quien desee llegar deberá atravesar un camino lleno de curvas, árboles que se elevan hasta las nubes, puentes colgantes mecidos por el viento y el ruidoso sonido del río.
¿Qué pasó con la población?
Con el fallecimiento de los residentes de edad avanzada y la partida de los jóvenes en busca de mejores oportunidades, la comunidad se redujo significativamente. Los ciudadanos restantes de la aldea indican que el nacimiento más reciente ocurrió hace más de 18 años. Cabe precisar que, en 2017, el lugar contaba con 379 habitantes: 29 humanos y 350 muñecos.
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¿Cuándo se fabricó el primer muñeco?
Ayano Tsukimi, quien emigró durante su juventud y retornó en 2002 a los 67 años para cuidar a su padre, se encontró con una situación alarmante en su pueblo natal. Al ver los campos abandonados, intentó sembrar semillas en 2003, pero al no germinar decidió tomar otra decisión. Comenzó a construir espantapájaros para ayudar en las labores agrícolas.
“En un principio, yo planté semillas, pero estas nunca crecían; entonces, mientras esperaba que crecieran, comencé a hacer los muñecos”, expresó Tsukimi a BBC Mundo.
¿Cómo surgió la aldea de los muñecos?
La inspiración para crear muñecos a tamaño real surgió durante la celebración de Undokai, un evento deportivo en el que estudiantes de todas las escuelas japonesas participan. Con el colegio principal cerrado desde el 2012 y sin nadie para celebrar, Ayano tomó la iniciativa de confeccionar muñecos que representaran a los alumnos.
Estos ‘niños de algodón’ fueron colocados por toda la escuela: en las aulas, en los columpios, en la pista de atletismo, y en poses como si estuvieran a punto de lanzar una pelota.
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¿Cómo se confeccionan los muñecos?
Cada muñeco constituye una obra de arte, diseñado con meticulosa atención al detalle. Según la creadora, Inicia con un esqueleto de palos de madera, que luego cubre con papel de periódico para formar el cuerpo. El cabello, hecho de lana, añade un toque de realismo.
La vestimenta, en muchos casos, es la ropa real que llevaban los representados, lo que aporta autenticidad y un vínculo emocional con el pasado del pueblo. La elaboración de las caras es el reto más desafiante, ya que se tiene que capturar las expresiones que reflejen el espíritu de cada muñeco.
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