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Cada una de las siete maravillas del mundo antiguo destaca por ser un logro arquitectónico y un testimonio de la creatividad y capacidad técnica humana. Por tal motivo, constituyen una guía de viaje de la antigüedad que trasciende el tiempo y, en sentido figurado, toca el cielo.
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¿Cuáles son las 7 maravillas del mundo antiguo?
Las siete maravillas del mundo antiguo que conocemos hoy representan una combinación de varias listas compiladas en la antigüedad.
- La gran pirámide de Giza
- Mausoleo de Halicarnaso
- Estatua de Zeus
- Jardines Colgantes de Babilonia
- El Faro de Alejandría
- Templo de Artemisa
- Coloso de Rodas
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¿Quién decidió qué constituía una maravilla?
A medida que los viajeros griegos descubrían civilizaciones como la egipcia, persa y babilónica, compilaron las primeras listas de los lugares más destacados para visitar, diseñadas como sugerencias para los turistas del futuro. Por esta razón, las Siete Maravillas se situaron a lo largo del perímetro del Mediterráneo.
Inicialmente las denominaron theamata, que significa ‘vistas‘, pero este término evolucionó de manera rápida a un nombre más imponente, thaumata, que se traduce como ‘maravillas’.
¿Cuántas maravillas del mundo antiguo pueden ser visitadas en actualidad?
En la actualidad, la única de las siete maravillas del mundo antiguo que permanece intacta es la Gran Pirámide de Guiza; las otras seis ya no existen. De estas, solo tres fueron destruidas por causas naturales, específicamente terremotos: el Faro de Alejandría, el Coloso de Rodas y el Mausoleo de Halicarnaso.
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¿Por qué solo hay siete maravillas?
Las siete maravillas del mundo antiguo que reconocemos hoy son el resultado de la combinación de diversas listas creadas en la antigüedad. Las versiones más célebres fueron escritas por Antípatro de Sidón en el siglo II a. C. y por el matemático Filón de Bizancio, aunque figuras como Calímaco de Cirene y el renombrado historiador Heródoto también contribuyeron.
La selección final en sus listas dependía de los lugares que habían visitado personalmente y, naturalmente, de sus preferencias individuales. Por ejemplo, mientras que hoy día incluimos el Faro de Alejandría como una de las maravillas, algunos contemporáneos lo excluyeron en favor de, por ejemplo, la Puerta de Ishtar en Babilonia.
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