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“Propuestas interesantes, innovadoras sobre desconcentración de funciones, y muestra un buen conocimiento de la estructura orgánica del Ministerio Público, así como del tema presupuestal. Buen énfasis en la importancia de priorizar la lucha contra la corrupción. Valiosa experiencia en altos niveles del Ministerio Público. Buenas habilidades en comunicación”.
Esta es la fundamentación que dio el actual miembro del Pleno de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) Guillermo Thornberry para otorgarle a la suspendida Patricia Benavides 93 puntos sobre 100 posibles en la entrevista personal que fue parte del concurso de mérito en el que la exfiscal de la Nación consiguió una plaza como fiscal suprema. Eso le permitió luego llegar a ser la máxima autoridad del Ministerio Público.
Thornberry fue —entre todos sus colegas de la JNJ— quien mejor valoró la presentación de Benavides. La información pública que obra en la web de la institución así lo señala. Henry Ávila le dio 88; Antonio de la Haza, 79; Aldo Vásquez, 82; Inés Tello, 80; Imelda Tumialán, 74; y María Zavala, 79.
La entrevista personal evaluaba cuatro criterios: solvencia e idoneidad, trayectoria académica y profesional, proyección personal y conocimiento de la realidad nacional e institucional.
En ese concurso postularon 12 personas. La única calificación por encima de los 90 puntos que colocó Thornberry fue a Benavides. La segunda más alta fue a la postulante Carmen Delgado: 80 puntos.
Como dato contextual: el otro fiscal que obtuvo una plaza de supremo, el actual fiscal de la Nación, Juan Carlos Villena, recibió de Thornberry 67 puntos.
Estos datos cobran nueva relevancia a la luz de la declaración ante el Ministerio Público del exasesor de Benavides Jaime Villanueva, la cual se ha ventilado en esta última semana.
En ese testimonio de 23 páginas, Villanueva afirma que el contacto de Benavides en la JNJ era, precisamente, Thornberry.
Según Villanueva, Benavides “tenía información de lo que pasaba en el concurso” gracias a su amigo el Africano, personaje que mantenía una relación cercana con Thornberry.
El Africano, según Villanueva, es el exministro aprista Hernán Garrido Lecca. Benavides lo llamaba así siempre, de acuerdo a la versión de Villanueva, porque Garrido Lecca “tenía negocios en el África”.
“Luego, cuando fue fiscal de la Nación, Thornberry era el que le informaba a través de Garrido Lecca, el Africano, cómo iban sus procesos, qué es lo que se iba a hacer, si la JNJ iba a abrir o no investigación y ella mencionaba que participaba en las conversaciones que tenía Garrido Lecca con Thornberry, y Garrido Lecca ponía el altavoz y hablaba, coordinaba con Thornberry incluso”, añadió Villanueva en su declaración del 30 de enero.
Amigos de años
En un comunicado difundido a través de las redes sociales de la JNJ, Thornberry indicó que “rechaza tajantemente” lo afirmado por Villanueva en su declaración del 30 de enero.
Quizás lo más interesante es que el propio magistrado de la JNJ admitió que conocía a Garrido Lecca y que mantenían “una amistad de largo tiempo”. Añadió que en sus conversaciones con el exministro intercambiaban pareceres sobre “temas culturales y de la realidad nacional de nuestro país”.
Cabe advertir que el presente artículo no afirma que —necesariamente— exista una relación entre la generosa evaluación de Thornberry a favor de Benavides y lo declarado por Villanueva. Simplemente, hace notar la coincidencia entre ambos hechos.
Thornberry acudirá el martes dos de abril al Ministerio Público para brindar su declaración testimonial.
“Como miembro titular de la JNJ, todas mis decisiones se encuentran debidamente motivadas y con arreglo a ley, así como publicadas en la página web institucional, cumpliendo con el deber de transparencia”, señaló Guillermo Thornberry en el comunicado del día martes.
Cuando La República consultó en la JNJ si Thornberry ampliaría su versión de los hechos u ofrecería mayores detalles a la prensa, se nos respondió que por el momento no sería así.
La entrevista fue una etapa decisiva
La abogada constitucionalista Beatriz Ramírez explicó que el puntaje obtenido como parte de la entrevista personal —al ser esta la última etapa de la evaluación para la selección y nombramiento de fiscales supremos— resultó ser decisivo.
“Eran cuatro etapas como parte del proceso: evaluación de conocimientos, evaluación del CV, un estudio de caso y la entrevista personal, todas ellas cancelatorias”, señaló Ramírez.
Sobre el papel de Hernán Garrido Lecca, cabe recordar que cuando el Equipo Especial de Fiscales contra la Corrupción del Poder allanó su vivienda en diciembre último, negó haber ejercido cualquier influencia para el nombramiento de Patricia Benavides como fiscal suprema. “Estoy anonadado y sorprendido por lo ridícula de la argumentación para solicitar el allanamiento (…) ¿Ustedes creen que yo soy capaz de influenciar en siete magistrados con un currículum intachable?”, declaró en aquella oportunidad en RPP.
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