Dina Boluarte llegó a la aprobación presidencial más baja desde el gobierno de Alejandro Toledo en el 2001

A poco más de 500 días de gobierno, la popularidad de la presidenta Dina Boluarte es la más baja registrada no solo de su mandato, si no también es la más baja en comparación con los últimos seis presidentes peruanos: Pedro Castillo, Martín Vizcarra, Pedro Pablo Kuzcynski, Ollanta Humala, Alan García y Alejandro Toledo en el mismo periodo de tiempo, según un reporte del Grupo de Análisis Político 50+1 revisado por RPP Data.

Solo un 9% de peruanos aprueba la gestión de la presidenta Boluarte, de acuerdo a la última encuesta realizada por IPSOS en todo el Perú. En el mismo tiempo [17 meses], la aprobación de los antecesores de la mandataria siempre se mantuvo en dos dígitos, siendo Martín Vizcarra quien alcanzó la cifra más alta con el 57%, mientras que Alejandro Toledo llegó solo al 24%. 

“Boluarte tiene los niveles de aprobación más bajos en la historia reciente. El único que se acercó a niveles parecidos fue Alejandro Toledo, pero recién en su tercer año de Gobierno [Dina Boluarte tiene un poco más de un año]”, analiza el politólogo Alejandro Boyco.

De acuerdo con el especialista de 50+1, esto responde a que, cuando Dina Boluarte asume la presidencia, tras la vacancia de Pedro Castillo, dejó atrás cualquier intento de mantener la continuidad del plan de gobierno y generó un cambio en su base, por eso, al analizar las encuestas se entiende que “nadie se siente representado por ella, ni los votantes de Perú Libre, ni la oposición”, agrega el experto.

El gobierno busca apoyo en un Congreso “desprestigiado”

Otras de las tendencias que ha ido cambiando en el tiempo es la confrontación entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. El analista político Alejandro Boyco lo detalla: “A diferencia de Vizcarra y otros presidentes, donde se veía un choque [con el Congreso] hasta cierto punto, Boluarte ha buscado sostenerse en el poder mediante alianzas con el Legislativo”. 

Hace una semana, la presidenta negó tener un “gobierno débil” y aseguró que trabaja en conjunto con las demás autoridades. “Esta mujer andina no tiene bancada en el Congreso, pero tiene grandes amigos en las bancadas y este Gobierno tiene mejor relación con el Legislativo, y es por eso que podemos avanzar en aquellos derechos e intereses que la población tanto necesita”, sostuvo en un acto oficial. 

Sin embargo, para Boyco, “con un Congreso tan desprestigiado, lo que más beneficiaría a un mandatario es confrontarlo; sin embargo, la presidenta ha optado por buscar su estabilidad política y aliarse con estos actores”. 

Los peruanos son los que menos confían en su presidenta 

En Sudamérica, el Perú es el país que menos confía en la gestión de su jefe o jefa de Estado, de acuerdo con la última encuesta del Barómetro de las Américas 2023. Solo el 10% de los peruanos confía en su presidenta, lo que nos ubica por debajo de países como Haití y Surinam. 

Por su parte, México y El Salvador encabezan esta lista con más del 70% de confianza de parte de sus ciudadanos hacia sus presidentes. Para el internacionalista Ramiro Escobar, esto es solo una muestra de cómo la popularidad de los presidentes en la región no está relacionada necesariamente a la corriente política, sino a la resolución de problemas cotidianos. 

“Los presidentes más valorados en la región son Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en México, que es nacionalista de centro izquierda y Nagib Bukele, de El Salvado, que con sus actitudes y decisiones, se ha aproximado más a la derecha, e incluso, a la extrema”, analiza el especialista. 

En El Salvador, por ejemplo, se ha ido resolviendo el problema de la delincuencia y los homicidios, agrega Escobar. Sin embargo, resalta que esta situación podría no durar mucho y tiene un costo en materia de derechos bastante alto. “En el caso de Dina Boluarte no se ve que haya problemas que esté resolviendo de manera notable o al menos esperanzadora como la delincuencia, comenta. 

Expertos coinciden en que, mientras el Gobierno siga entrampado en acusaciones fiscales y no busque solucionar la crisis económica o la mejora de los servicios básicos, será difícil que la aprobación de la presidenta aumente y, por ende, la satisfacción de la ciudadanía con su mandataria.