Por: Sandro Mairata
Juan Pablo Vega acaba de recibir una guitarra nueva que podría o no usar en su presentación en Lima. Es una bella acústica Taylor y juega con ella mientras despide a una entrevistadora previa y se alista a contestar mis preguntas. Bogotano, ganador del Grammy Latino, Vega se ha hecho un nombre propio como cantante tras producir para Chayanne, Paulina Rubio, Ricky Martin, Alejandro Sanz, Laura Pausini y un largo etcétera. Arrancó con ‘Nada personal’ (2013) y siguió con ‘Vicio’ (2016), ‘Las olas’ (2019) y ‘Juan Pablo Vega’ (2021). Su nuevo álbum se llama ‘Despídeme de Txdos’, apareció este año y tiene un nombre extraño para celebrar sus primeros diez años al frente del micrófono.

—¿Por qué lo de “despídeme”? Estás en tu quinto álbum recién.
—Fue una especie de lapsus pandémico, pensé en retirarme de ser artista. Es lo bonito de escribir canciones: quedan en un justo tiempo y espacio, y luego quedan ahí eternas. Fue un lapsus muy corto, ya después senté cabeza. Creo que correspondía a no haber tocado mucho tiempo y me preguntaba cuándo lo podía volver a hacer. Y también un poquito perdido en este vórtice de contenidos digitales, que a veces me siento como medio foráneo en ese tipo de dinámicas de las redes sociales.
—¿Cómo te llevas con las redes?
—Pues, es como el mal necesario, pero si pudiera elegir y que mi música se hiciera conocida sin tener que usarlas, no las usaría.

“En vivo hemos tratado de quitarnos todas estas capas de sobreprotección para dialogar con el público”. Foto: Sandro Mairata
—Ahí sí te despedirías de todos…
—Ahí sí me despediría de todos, sin lugar a dudas. Sin embargo, como que he encontrado ahí una especie de lenguaje para conversar con la gente que está cool, mostrarles las cosas al menos a las personas que para mí son interesantes, compartir como esta guitarra Taylor o las cosas análogas que tengo.
—Por un lado, me hablas de esas cosas que hablan de ti como un purista del sonido, de un tipo tradicional. Por otro, me llama la atención la “x” de “todxs” en la portada de tu álbum. ¿Es algo que decidiste como proclama, como decirle a la gente: ‘Yo apoyo a la inclusión de género’?
—No; todo está superpensado, el lenguaje inclusivo es un gesto que puedes tener y, si no lo tienes, pues no hay ningún problema. Con las ganas de ser inclusivo y de ser cortés con el “todos y todas” puse esa “x”, que es un gesto nada más. Pero sí, fue absolutamente decidido.
—Porque estamos en tiempos de división, se puede tomar como una declaración de principios.
—Se puede tomar de ese modo, pero yo no lo pongo en un lugar como tan militante, quizás, sino más como un lugar de un gesto.
—Estás una gira promocional por ‘Tampoco poco’. ¿De dónde sale? O sea, ¿cuál es el origen?
—Es una canción que trata también un poquito de desvincular esa narrativa de las historias de amor que las canciones siempre nos han puesto, como que el amor es un lugar muy cero de puntos medios, sino de blancos o negros. Que “eres el amor de mi vida” o “no te puedo olvidar” o “me dejaste” y “me duele”. Este es un lugar donde la canción dice como, pues: “Me gustas… un poco… pero no tanto”. O sea, que los seres humanos somos vulnerables, digamos, a los chispazos que puede haber entre nosotros.
—Ahí vas contra toda la gran tradición latina. ¡Qué dirían José José y Julio Iglesias! Los Pimpinela te agarrarían a correazos.
—De hecho toda la música que oigo es así. Esas narrativas son emocionalmente superintensas, superexacerbadas en lo emocional y ese romanticismo. Soy consumidor de los boleros, pero también puedo identificar que también es un poquito tóxico.
—La copa rota… la gata bajo la lluvia que maullará por ti.
—Claro.
—¿El cambio que propones es por una cuestión de edad, de generación?
—No, yo creo que desde chiquito siempre he estado expuesto a esto. Conozco personas y hay una mínima conexión. Y después se van por algunas cuestiones del destino, no nos volvemos a ver, pero está bonito identificar que había una especie de chispas ahí, que funcionó.

‘Despídeme de Todxs’ es el quinto álbum en la carrera de Vega. Foto: difusión
—¿Cómo se dio la colaboración con Irepeluza?
—Fíjate que las colaboraciones yo las pienso no desde un lugar como con una agenda, pensando en el mercado, ¿sabes? Como si esta persona me puede dar esto o lo que fuera, sino que viene desde un lugar muy genuino de admiración. Esta canción era originalmente un bolero; Irene es una de estas promesas de la música latina que aportó ese desparpajo y esa irreverencia que tiene. Sacó la canción desde otro lado, que de pronto era lo-fi/soul y ella le aportó el elemento urbano.
—¿Qué traes en tus shows, qué se puede esperar de ti?
—Hemos tratado de quitarnos todas estas capas de sobreprotección que ofrece la secuencia y tener un show supercronometrado, acartonado. Nos quitamos todo eso y volvimos a tocar absolutamente en vivo. Sin metrónomo, sin nada, manteniendo un diálogo con la gente. Las canciones pueden cambiar su orden o pueden surgir canciones, tenemos un par de canciones que están sometidas a la improvisación. Sabemos los acordes, pero no las hemos ensayado mucho para generar un espacio en el show.
