A diferencia de la mayoría de países en el mundo, donde se expenden no más de dos o tres tipos de combustibles en sus estaciones de servicio, en el Perú se ofrecen hasta nueve: gasoholes de 84, 90, 95, 97 y 98; y gasolinas de 84, 90, 95 y 97.
¿Cuál es la diferencia? Básicamente, el gasohol combina 92% de gasolina con 7,8% de etanol (alcohol) en lugar de MTBE, compuesto dañino para salud en proceso de desuso a nivel global. Por ley, en nuestro país los gasoholes se usan en la costa y sierra, mientras en la selva todavía se utiliza gasolina pues, por cuestiones de clima, el alcohol reacciona mal a la humedad. En este particular, es un tema técnico, más que de desarrollo en el sector.
Todo eso llegará a su fin en julio próximo, cuando entre en vigencia el DS 014-2021-EM, que permitirá solo la venta de dos tipos de gasolinas y dos tipos de gasoholes para uso automotor: regular y premium. Además, solo se podrán usar combustibles con un contenido de azufre no mayor de 50 ppm, a expeción de Loreto y Ucayali. En el caso de la gasolina de 84, se permitirá hasta julio de 2023 en las regiones Amazonas, Loreto, Madre de Dios y San Martín por las razones ya expuestas.
Desde la Asociación de Grifos y Estaciones de Servicio del Perú (Agesp), Edwin Pinedo explica que, además de los gastos previstos por el sector para cambiar el registro de expendio de combustibles en cada estación ante Osinergmin, también se desarrollan trabajos para conectar entre sí los tanques.
“Los tanques de menor octanaje que están bajo tierra tendrán que anexarse como vasos comunicantes a los de alta denominación, para evitar que las líneas queden abandonadas y así aprovechar al máximo nuestro espacio. Se trata de sistemas internos unidos por tuberías”, señala el titular de Agesp.
Alienta la competencia
El cambio de matriz repercutirá en toda la cadena operativa y de distribución: menos tanques de combustible en refinerías, buques, plantas de almacenamiento, cisternas de transporte y grifos. Además, los organismos estatales encargados del control gozarán de un “ahorro sustancial” por menos análisis de laboratorio, e incluso se agilizará la fiscalización tributaria por la menor dispersión del ISC, indica Gustavo Navarro, exdirector de Hidrocarburos.
“Yo espero que parte de ese ahorro llegue al público. Al principio los griferos van a tener más ganancias, pero tendrán que trasladar parte de ese ahorro para ganarle a sus competidores, y eso simpre produce rebajas interesantes”, anota.